Cuando pase la pandemia

“Cuando pase la pandemia…” es una de las frases que más hemos oído en este largo, duro y extraño año que hemos vivido. Como referencia, como punto de inflexión, como deseo de normalidad y de superación.

Cuando pase la pandemia muchos nos preguntaremos qué hicimos y qué aprendimos de una situación excepcional mundial e histórica, que puso nuestra vida del revés y nos llevó a desear la rutina que hasta entonces apenas valorábamos.

Cuando pase la pandemia, a los políticos, que somos responsables del bienestar común de toda la sociedad, se nos recordará por lo que hicimos y, sobre todo, por lo que no hicimos, en este largo año en el que la ciudadanía se enfrentó a un desastre hasta entonces desconocido.

Será el momento de examinar si fuimos útiles o no, si dimos soluciones o sólo aportamos más quebraderos de cabeza a la población.

Sé que no todos pasaríamos el examen de la responsabilidad, la generosidad y el rigor. Pero no todos los políticos son iguales, aunque muchos se empeñen en engañar haciendo ver lo contrario.

Algunos lo intentamos. Tendimos la mano para dialogar y pactar, y nos la rechazaron. Estamos en la calle, escuchando a la ciudadanía, comprendiendo sus problemas e intentando dar soluciones.

Algunos defendemos los servicios públicos, la sanidad, la educación y los servicios sociales, que son los únicos capaces de cuidarnos y salvarnos cuando la vida se vuelve realmente dura.

Algunos tenemos la conciencia tranquila y la libreta llena de tareas pendientes. Será que rendirme no es mi estilo, y mucho menos cuando las cosas se ponen difíciles. Queda mucho camino por recorrer.